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10/25/2006

ÉXITO


Había una vez un joven que buscaba el éxito, intentaba obtener siempre los mejores resultados en todos sus propósitos, siempre quería ser el primero. Llego a un momento la obsesión que cuando no podía ser el primero en algo, lo criticaba, lo dejaba de lado, lo obviaba. Buscaba otros proyectos en lo que sobresaltara por encima de los demás, e incluso llegaba a engañar y hacer malos comentarios sobre sus compañeros, todo para lograr siempre las metas.

Pero según pasaba el tiempo, el joven fue cercando sus posibilidades, cercando sus ilusiones y proyectos. Perdía sin remedio amistades, por simple avaricia o por envidia.

Un día solo y sin nada entre las manos, fue a casa de su padre. Se hecho a llorar y el padre le dijo: “Siempre serás bienvenido en esta casa”.

Parece incongruente, cuando el hombre rechaza a sus hermanos y regresa a la casa del Padre, el padre viendo al hijo arrepentido no es capaz de decirle en el momento que fue culpable de sus actos. El Padre ve el arrepentimiento del hijo, eso basta.

Siempre es verdad, que hay tiempo para aclarar las situaciones en la vida, pero si no hay verdadero arrepentimiento, si no hay gesto de retorno a la vida, no puede haberla. El joven se arrepiente de todos sus fallos, pero ¿por qué? El joven se ha castigado así mismo en la mentira, en el odio, el hombre se ha quedado solo. Nos obsesionamos muchas veces en la vida sobre la verdadera consecuencia de nuestras acciones, pero es porque realmente no analizamos las consecuencias.

El joven verdaderamente arrepentido, es capaz de pedir perdón, de volver a la vida. Ese joven es capaz de participar de nuevo, con el mayor espíritu de servicio en los proyectos. Es gracioso, al ofrecerse tal cual es, los compañeros le comienzan a apreciar. Es cuando el hombre realmente logra el mayor éxito, el estar a gusto realizando un trabajo, entregándose a fondo tal cual es.

¿Y por qué? Porque se siente solo ante la realidad del mundo, porque tiene miedo a fracasar, y hace lo imposible por sobresaltar su naturaleza humana. Pero este joven, se da cuenta a tiempo, se da cuenta de que simplemente es un hombre, regresa al padre arrepentido y encuentra un gesto de amor. El hombre en ese gesto de amor es capaz de construir una nueva vida, su vida. A través del ejemplo del padre, el joven se da cuenta de que el amor es una base firme de construcción. Si él elogia a su padre por ese gesto misericorde, él a través del amor es capaz de lograr el éxito. ¿Y qué éxito?, ¿El de amar para vivir o el de vivir para amar?

Alberto García Peñas